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PRINCIPIOS PARA EL HOGAR CRISTIANO lee cuáles son y comienza a vivir mejor

Dios bendice a la familia que vive según su Palabra. Proverbios 22:6 Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Ya sea que vaya a una librería tradicional o busque proveedores de libros en línea, hoy encontramos principios para ser exitoso en casi todo: éxito finan­ ciero, avance profesional o vida saludabl. Muchos expertos afirman que sus consejos lo llevarán al éxito. Otro experto en el mismo tema podría darle un con­ sejo contradictorio y afirmar que tiene la razón.

Los principios que se encuentran en esta lección son innegables, y la única razón por la que no asegu­ran el éxito es la condición caída de la humanidad. Los principios de Dios no pueden ser contradichos.

La lección de hoy se centra en los principios bíblicos de una familia cristiana y nuestro compromiso de vivir para Dios como familia. Los padres marcan el rumbo del hogar, por lo que los ejemplos que brindan y las instrucciones que ofrecen son cruciales si los niños van a crecer deseando una relación con Dios.

Parte 1— Sea un ejemplo de Cristo

□ Un enfoque centrado en Cristo Colosenses 3:16,17

Las palabras de Pablo a la iglesia de Colosas son orientación para cada persona, familia e iglesia. Pri­mero, dice: «La palabra de Cristo more en abundan­cia en vosotros» (v. 16). La palabra de Cristo se refiere a las Escrituras. Dedicar tiempo a la Palabra de Dios, como individuos y como familia, establece una base sólida para la vida cristiana. Comentar cómo se aplican las Escrituras a la vida cotidiana y su influencia en nuestra relación con Dios y los demás prepara el escenario para «[enseñar­ nos y exhortarnos] unos a otros», como Pablo instruyó. La siguiente instrucción: «[canten] con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales», sugiere que llenar nuestra vida con música cristiana proporciona una atmósfera de adora­ción, ya sea que estemos en casa o participando en la adoración colectiva. Finalmente, lo resume en «todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho…» animándonos a ser represen­tantes de Jesús en todo lo que hacemos.

Los padres deben mostrar a sus hijos, no solo decirles, cómo vivir con un enfoque centrado en Cristo (v. 17). Los niños aprenden esto mejor con el ejemplo. Una relación personal vital con Jesús que influye en el estilo de vida de los padres es un testimonio poderoso para sus hijos, que puede ayudarlos a seguir a Jesús también.

Estos fundamentos de la vida cristiana—-la Palabra, la adoración y la vida piadosa— son esenciales para que los padres eduquen a sus hijos en el camino del Señor. Hacerlos parte de la vida diaria puede ser un desafío. Pero la Biblia señala las bendiciones que vie­ nen con un enfoque centrado en Cristo.

□ Enseñanza de la vida piadosa Tito 2:1-8

Pablo le recordó a Tito que la instrucción en las Escrituras debe de ser más que un cono­ cimiento intelectual. Debe llegar al corazón para que resulte en una vida piadosa. Cuando los creyentes viven su fe, exaltan el nombre del Señor Jesús y hacen que el evangelio sea más atractivo para los inconversos.

Ya sea que los creyentes sean mayores o más jóvenes, deberían mostrar características como el autocontrol, la sabiduría, el amor, la paciencia, la pureza, la productividad y la humildad. Los creyentes mayores deben aceptar su responsabilidad de guiar y capacitar a los más jóvenes a vivir la fe en formas prácticas. Los creyentes más jóvenes deberían valo­ rar la sabiduría práctica y espiritual que han obtenido los que son mayores.

Sin embargo, es desatinado considerar que sólo los mayores pueden ofrecer sabiduría y aliento a los más jóvenes. Los creyentes más jóvenes pueden animar a los creyentes mayo­ res a reevaluar lo que hacen y por qué, reavivando el fervor espiritual que se ha convertido en frías tradiciones.

Parte 2-Proporcione instrucción y disciplina piadosas

□ Instrucción piadosa Proverbios 22:6; 4:20-27

Proverbios 4:20-27 proporciona excelentes pautas para los padres respecto a la instrucción piadosa. Estas pautas deberían animar a los padres a seguir adelante y ser consecuentes en dirigir a los niños por el camino recto.

Primero, reconozca el valor de la instrucción piadosa. Dicha instrucción alentará a los niños a convertirse en adultos saludables y felices que amen al Señor y le sirvan (w. 20- 22; 22:6).

En segundo lugar, comprenda la necesidad de que los niños asimilen los valores piado­ sos, se apropien de ellos y se comprometan a vivir en una relación con Dios (4:23). Es por esto que la enseñanza debe incluir no solo qué hacer (o no hacer), sino el por qué. No se puede subestimar la importancia de que los padres modelen comportamientos y actitudes piadosas.

Finalmente, manténgase enfocado en vivir para agradar al Señor (w. 24-27). Mante­ner las comunicaciones sanas (Efesios 4:29) y el adecuado orden de prioridades (Mateo 6:33) son dos maneras en que los padres y otros adultos pueden dar un buen ejemplo a los niños.

□ Disciplina con amor Proverbios 13:24; 19:18

Los padres deben instruir a sus hijos sobre lo que está bien y lo que está mal, y sobre lo que es bueno para ellos y lo que los perjudicará. Los niños necesitan límites que los pro­ tejan y les den seguridad. Los niños indisciplinados a menudo se convierten en adultos inmaduros con estilos de vida destructivos. Amarlos no significa dejar que nuestros hijos hagan lo que quieran sin consecuencias. Jesús dijo que le mostramos amor por medio de la obediencia (Juan 14:15). Aun el Señor disciplina a sus hijos (véase Hebreos 12:6).

Si bien se pueden adoptar con éxito muchos estilos de disciplina, la coherencia es esen­cial. Obviamente, los límites, las libertades y los métodos cambian a medida que el niño madura. Comience cuando el niño es muy pequeño, ya que cuanto más espera, más difícil es corregir el comportamiento incorrecto. La disciplina amorosa de los padres muestra verdadera preocupación por ellos. ¿Arduo trabajo? Sí. ¿Agotador? Sin duda. Pero nada trae más gozo a un padre que ver a un hijo crecer y convertirse en un adulto responsable que ama y sirve al Señor (Proverbios 19:18).

Parte 3-Aliente la obediencia y la bondad

□ Los niños deben obedecer Efesios 6:1-3; Deuteronomio 5:16; Colosenses 3:20

Dios creó a las familias como el entorno propicio para preparar a los niños para la edad adulta. Este es el modelo que Dios estableció. Los niños que aprenden a obedecer a sus padres están en mejor condición de someterse al Señor y a las autoridades que Él ha esta­ blecido. Esto conduce a una vida que agrada al Señor. Los niños que aprenden a tener una relación adecuada con la autoridad están mejor preparados para interactuar con los demás cuando sean adultos.

La Escritura denota que obedecer a los padres es el primer mandamiento con la promesa de las bendiciones de Dios (Efesios 6:1,2). Hacer las cosas a la manera de Dios siempre es lo correcto. La obediencia y el honor a los padres crean un fundamento en los hijos que los ayudará durante toda la vida (v. 3; Deuteronomio 5:16). Es un primer paso necesario para aprender a vivir agradando al Señor.

Esperar la obediencia de los niños es desear lo mejor para ellos; querer que crezcan siendo capaces de discernir entre el bien y el mal, que tengan relaciones saludables con los demás y que puedan desenvolverse bien en la sociedad. Los niños que no aprenden a obedecer probablemente tendrán dificultades para mantener un trabajo y llevarse bien con los demás. Lo que Dios desea es «que [les] vaya bien» (Efesios 6:3).

□ Los padres deben de cuidar a sus hijos Efesios 6:4; Colosenses 3:21

Aunque estos pasajes están dirigidos a la figura paterna, esto no pasa por alto ni niega el papel de la madre en la crianza e instrucción de los niños. Más bien, reconoce el papel de un esposo y padre como aquel en quien recaen las responsabilidades de disciplina e ins­ trucción. En muchos hogares, un padre soltero tiene la doble responsabilidad de servir en ambos roles. La iglesia debe ser compasiva y servicial en tales situaciones.

Se advierte al padre que no trate a sus hijos de maneras que los exasperen (Efesios 6:4; Colosenses 3:21). Esto aborda las actitudes que motivan la disciplina. Los padres deben transmitir que sus acciones obedecen al deseo de lo que es mejor para sus hijos y lo que agrada al Señor. Incluso cuando se les corrige, los niños necesitan saber que son amados.

Dios bendice a quienes viven por su Palabra. A medida que los padres modelan acti­tudes y acciones piadosas, los niños aprenderán de su instrucción y ejemplo a vivir para el Señor y expresar amor por Él a través de la obediencia a su Palabra.

¿Qué nos dice Dios?

Cuando los padres usan la sabiduría y la gracia que provienen de Dios, es más probable que sus hijos elijan servir a Dios. No obstante, Dios le da a todo individuo libre albedrío, y los hijos a veces hacen malas elecciones, a pesar de los mejores esfuerzos de sus padres. Debemos seguir amando y orando por esos hijos que se han alejado del camino, confiando que la semilla de la Palabra de Dios plantada en la infancia germinará más tarde y cambiará sus vidas.

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