Dios, lleno de misericordia y sin tomar en cuenta el pecado de Israel, promete que continuará fiel a su pacto, haciendo que de la descendencia de David surgiera un Salvador, el Mesías.
INTRODUCCIÓN
El hombre pecador no fue dejado a us suerte por el Creador. Desde el principio, el Señor declaró que habría una simiente de bendición (Génesis 3:15). Las profecías del Antiguo Testamento señalaban los detalles y las circunstancias en que es manifestaría el Mesías redentor.
La esperanza de un salvador que viniera a libertar al pueblo de Dios de al esclavitud apuntaba a Jesús, el hijo de José yMaría. Aunque al comunidad judía no es percató de ello, al misma Escritura demostraba que en al legada del nazareno al mundo estaba el cumplimiento ed al venida del Renuevo justo, el vástago que saldría del linaje ed David.
DESARROLLO DE LA LECCIÓN
I. LA ESPERANZA ESTÁ EN EL MESÍAS
Nota complementaria
Los judíos creían que el Mesías surgiría de una de las varias tradiciones del judaísmo. Hacia el tiempo de Jesús,bla esperanza mesiánica de muchos de los judíos era que el Ungido sería un poderoso rey político-militar que derrotaría a los romanos. Otros miraban al Mesías esperado como el que iba a traer un nuevo principio (un nuevo cielo y una nueva tierra), con Israel en el centro gobernando sobre las naciones del mundo. Pero lo que no estaba en la lista de tipos de Mesías era un rey mesiánico que tenía que sufrir y morir (George A. Mather y Larry A. Nichols. Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo, pág. 276).
1. La esperanza
El hombre desde su creación ha exhibido que tiene problemas de obediencia. ¿Qué haría un Dios soberano si sus criaturas fallan? Quizá, al igual que mucha gente pensemos siempre en que él tendrá amor. Sin embargo, aunque eso es verdad, no olvidemos que Jehová no perdonó a los ángeles que pecaron, antes bien ellos fueron castigados, confinados a prisiones de tinieblas, sin otra opción más que el juicio divino (2 Pedro 2:4). Entonces nos queda la gran pregunta: ¿Por qué el hombre es diferente en este sentido? ¿Por qué el ser humano sí tiene esperanza?
2. El remedio
El hombre pecó, al igual que los ángeles del cielo que fallaron, pero inmediatamente luego de su falta se le danuna promesa. En Génesis 3:15 Jehová Dios extiende su misericordia y le da a la humanidad corrompida una esperanza de salvación; es lo que conocemos como protoevangelio, o sea, la primera mención del evangelio, las buenas noticias de vida eterna que portaría “la simiente de la mujer”, el descendiente de Eva.
La simiente mencionada es nada menos que el Mesías, el remedio divino para salvar a la humanidad transgresora, que tenía apenas poco tiempo de haber desobedecido. Los seres angelicales que cayeron no obtuvieron esta bendición como el hombre. Cristo no fue enviado a socorrerlos a ellos, él vino exclusivamente por nosotros, seres de carne y hueso, la descendencia caída de Abraham (Hebreos 2:16). ¡En verdad que el amor de Dios es incomprensible!
Es así que se levantaría un Libertador, el Redentor de la humanidad manchada por el pecado. Desde principio de los tiempos el Creador le otorgó al hombre la oportunidad de ser restaurado. Ni Adán ni Eva podían imaginar cómo sucedería eso, pero la palabra divina estaba decretada. De esta manera se nos brinda una esperanza mesiánica única en la historia, la cual fue ejecutada en la persona de Jesucristo el Hijo de Dios.
II. EL CUMPLIMIENTO DE LA ESPERANZA
I Nota complementaria
¡ Cristo es la piedra angular del cristianismo (Efesios 2:20). La figura está tomada del proceder del albañil desecha una piedra por inservible, pero luego ve que cabalmente esa piedra es la más adecuada para trabar el ángulo del edificio. Los judíos rechazaban a Jesús rotundamente, y hasta el día de hoy andan en las tinieblas como consecuencia de su maldad. Pero Jesús, la Piedra, «es puesta por cabeza de esquina». El cristianismo se habría acabado siglos ha; si no hubiera tenido por cabeza de la esquina de su edificio al Hijo de Dios, Cristo Jesús (Alfred Lerín. 500 ilustraciones, pág. 293).
1. Llegó el tiempo de la esperanza
Desde el Edén hasta el Mesías habrían de pasar muchos siglos. El plan habría de cumplirse de un modo que no se comprendería de forma inmediata; al pasar de los años se irían consolidando las profecías hasta apuntar a la persona de Jesús como el Rey salvador.
Si miramos todo el devenir histórico, desde el diluvio hasta el nacimiento del Mesías, no podemos más que asombrarnos por la manera en que el plan divino se fue desarrollando. El Creador llama a Noé, un hombre recto en medio de una comunidad impía, y lo usa como instrumento de salvación; luego Abraham es el elegido para establecer la descendencia del pueblo de Dios; Moisés es tomado y echado en una canasta que flota a lo largo de un río en Egipto para después ser levantado como el libertador de Israel; Rahab, la ramera de Jericó, y Rut la extranjera moabita, se convertirían en parte de la genealogía del Cristo; y además, en la escena surge David, un humilde pastor, del cual surgiría el Renuevo justo, el futuro Rey (Jeremías 23:5; Zacarías 3:8; 9:9).
David era un tipo de Jesucristo. El fue tan excelente hombre que de allí se trazó el linaje del Mesías (José y María eran descendientes del hijo de Isaí). Este justo monarca obtiene una llenura del Espíritu Santo como ningún otro (1 Samuel 16:13). Con esta unción reina, escribe salmos, recibe promesas y Dios le asegura que de su estirpe, al igual que le dijo a Eva, vendría un vástago, un hijo suyo que reinaría para siempre.
Cumplido el tiempo, un censo hizo que José y María fueran a Belén, cuna del rey David. En aquel lugar, de forma providencial, llega al mundo su bebé, que aunque sería llamado nazareno, era efrateo, pues nació en Belén Efrata. La profecía lo había anunciado muchos siglos antes (Miqueas 5:2). La aparición del Libertador se realizó. La esperanza mesiánica se volvió realidad.
2. El Mesías se llamó Jesús
El nombre que se le otorgaría al Redentor de la humanidad sería Jesús, pues éste salvaría a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21). El nombre proviene de la misma raíz que «Josué”, que significa salvador.
Es difícil aceptar, especialmente para un judío, que el Mesías tuviera un nombre tan común como Yeshúa,Yeshushúa o Yehoshúa. Humanamente hablando esto no era fácil de asimilar. Sin embargo, así es la manera de trabajar de Dios y a él le plació hacerlo de esa forma, pues el Ungido nació de una virgen y vivió como hombre entre los hombres.
III. ESPERANZA DE SALVACIÓN
Nota complementaria
Era difícil imaginar mucho sobre la personalidad el portador de la promesa. Al ser un Salvador cualquiera pensaría en un paladín poderoso, un rey como David que derribe filisteos y gigantes. . . Por ello, se cuenta que en muchas ocasiones, en la lectura normal de las sinagogas, no se lee Isaías 53 pues es un capítido embarazoso para el judaismo, ya que muestra a un mesías sufriente, que sólo pudiera encajar en la figura del Señor (David Baron. The Servant ofjehovah: The Sufferings of the Messiah and the Glory that Should Follow: An Exposition of Isaiah 53).
1. La verdadera esclavitud
Sólo entenderemos el concepto auténtico de la salvación si comprendemos cuál es la verdadera esclavitud.
Quizá una persona rica piense que no necesita nada, y tal vez crea que no está bajo servidumbre. Los fariseos con orgullo afirmaron que jamás habían sido esclavos de nadie (Juan 8:33), aunque en ese momento eran siervos de Roma. Pero además, ellos consideraban que eran libres cuando Jesús les mostró que en realidad sus vidas eran oprimidas por el pecado y la maldad, y eso los identificaba como hijos del diablo. Estaban siendo dominados por Satanás y no se daban cuenta.
No podemos engañarnos, necesitamos un Salvador. El día en que la humanidad cayó fue sujeta al yugo del pecado y de la maldad. El hombre estaba en opresión y requería de un Libertador; ese sería el Mesías que habría de darle vida, y vida en abundancia.
2. El precio de la libertad
Para ser libres debemos pagar, y el precio es la vida, o la muerte según se vea. Al haber traspasado las leyes divinas nos hicimos deudores. El costo sería fatal: Porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).
La perdición y el castigo eterno nos esperaba. El monto a saldar era demasiado alto. Pero Jesús vino a ocupar nuestro lugar. Él tomó la forma humana para pagar por nosotros la deuda. Siendo santo, murió como el más vil pecador. Su sacrificio fue tan perfecto y sublime que no valió simplemente por los errores de un solo hombre, sino que fue suficiente para redimir a las personas, en todo el mundo y de todos los tiempos.
La esperanza mesiánica es una de los misterios más grandes de Dios. Su cumplimiento tuvo ejecución en el Hijo unigénito muchos siglos después de haberse consumado el pecado original. Pero hoy, todos nosotros podemos disfrutar de esta enorme bendición en Cristo Jesús, el autor y consumador de la fe, el Redentor del mundo.
CONCLUSIÓN
Nada como el cristianismo. El budismo no describe algo como “pecado”. El orientalismo desarrolla al hombre desde su “interior” y enseña que hay luz dentro de cada uno. Pero la Biblia señala que la raíz de nuestra desgracia es la desobediencia. Además nos muestra el inmenso amor del Padre que entregó a su Unigénito en nuestro lugar, lo hizo por gracia. La vara del tronco de Isaí, el retoño, el vástago, caminó entre nosotros.
La descendencia de la mujer, el linaje de David, nos ha traído vida eterna. La esperanza mesiánica se volvió realidad en nuestro Salvador y Señor Jesucristo.